Investigador de CYCLO explica algunas de las lecciones que el 27F dejó en la ingeniería

*** El doctor Gonzalo Montalva, sostuvo que en Chile todavía hay un único código sísmico para todo el territorio que no diferencia zonas, a pesar de la amplia evidencia científica que muestra como cambian las fuentes que liberan la energía. En cuanto a los avances, destacó la densificación de la red sismológica nacional, donde dijo creer que “se ha avanzado mucho pero la tarea por delante es aun grande”.
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El investigador asociado de CYCLO, Gonzalo Montalva, destacó las enseñanzas en materia de ingeniería que dejó el 27F, mencionando también algunos lineamientos en los que aún es necesario avanzar en el país, a 10 años del fuerte terremoto y tsunami que afectó a gran parte del territorio.
Montalva, quien además es académico del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Concepción, explicó que una de las enseñanzas más importantes que el 27F dejó en la ingeniería, “es que los daños sobre estructuras e infraestructuras no dependen únicamente del código sísmico vigente (situación refrendada en México 2017 también), ni de la cercanía a la fuente sismogénica, ni de la calidad de la ingeniería estructural o geotécnica, ni tampoco de la calidad de la construcción. Más bien dependen de todas las anteriores, y esto que puede sonar una obviedad no lo es, pues en Chile hay un único código sísmico para todo en país que no diferencia por zonas, a pesar de la amplia evidencia científica que muestra como cambian las fuentes que liberan la energía. El 27F nos mostró como en una ciudad (con estructuras iguales al resto, diseñadas con los mismos códigos sísmicos, calculadas por las mismas oficinas de ingeniería y construidas por las mismas constructoras) puede haber casi 10 veces más daño que en las demás (18% versus 2% de daño severo)”.
En cuanto a los aspectos a destacar, Montalva dijo creer que se ha avanzado en la densificación de la red sismológica nacional. “Creo que se ha avanzado mucho pero la tarea por delante es aun grande”, dijo, acotando que si bien dicha red es poco densa comparada con países como México, Japón o Estados Unidos, “lo que tenemos hoy es infinítamente superior a lo que teníamos pre 27F, cuando ni siquiera los registros eran gratis para los investigadores, hoy están a disposición de toda la población”, agregando que “junto con la densificación de la red vendrán cada vez más monitoreo continuo no solo de terremotos sino que de todo tipo de señales sísmicas que permitirán no solo entender mejor el fenómeno sísmico, o por ejemplo si una falla está activa o no, pero un avance que espero logremos en los próximos años es modelos que se actualicen de manera automática con la creciente cantidad y calidad de los datos disponibles”.

Montalva mencionó que “la modificación a la norma sísmica chilena (NCh433) fue un avance, aunque en mi opinión modesto, pues falta incorporar aspectos como la enorme variabilidad de la fuente sísmica (como los que aborda CYCLO) que son fundamentales para entender la variabilidad de los daños observados, lo mismo con las condiciones de cada sitio, los llamados “efectos de sitio” que últimamente (e.g. Inzunza et al. 2019) entendemos que no son afectados solo por 30 metros desde la superficie sino que en algunos casos por al menos 500 metros y las características de rigidez y amortiguamiento de estos materiales”.

Con todo, el doctor Montalva afirmó creer que la principal experiencia que deja consigo el 27F “no es científica ni técnica sino humana, nos recordó la solidaridad de nuestro pueblo. Los días posteriores al terremoto no se podía andar de tanto daño en zonas cercanas a Concepción pero la ayuda se veía y sentía en muchas partes. En la misma línea más humana creo que el 27F ayudó a que parte de la población se empoderara y se decidiera a hacer cosas para ayudar y estar preparados para los siguientes eventos de la naturaleza”.

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